¡Saludos a todos desde Rusia!
Hace ya dos semanas que llegué a Moscú para realizar las prácticas en la biblioteca del Instituto Cervantes y, de momento, me está yendo muy bien.
La biblioteca no es demasiado grande y la afluencia de usuarios se reduce durante este mes pero, aún así, estoy pudiendo llevar a cabo diversas tareas. Mi trabajo consiste, principalmente, en catalogar obras de todo tipo procedentes de donaciones particulares, incorporándolas al catálogo en línea y realizando el procesamiento físico de los ejemplares. También me han encargado la incorporación a la colección de las publicaciones en serie, que se reciben dos veces al año, y he tenido la oportunidad de atender algunos préstamos y devoluciones en el mostrador.
El jefe de la biblioteca, Carlos Valmaseda, es una persona encantadora y me ayuda en todo lo que necesito, al igual que el resto del personal del Cervantes. Además, Carlos me ha dado alojamiento en su casa, que está a escasos 20 minutos andando del Cervantes.
Moscú es una ciudad impresionante e inmensa, en todos los sentidos. El metro, que es asombroso, es el mejor medio de transporte para salvar las enormes distancias y visitar los distintos lugares de interés. Es aconsejable contar con unos mínimos conocimientos de ruso para poderse defender en la vida cotidiana o, al menos, conocer el alfabeto cirílico para poder interpretar los rótulos; aquí el inglés sirve de bien poco.
Cuando llegué, el tiempo era frío y lluvioso pero ahora hace un calor asfixiante y casi añoro los primeros días. Sin duda, Moscú es una ciudad de extremos y contrastes. Animo a todo el mundo a aventurarse con una estancia en prácticas en el extranjero, ¡es la manera perfecta de combinar experiencia laboral y personal con turismo!
Hasta pronto
Ana Gutiérrez
Ana Gutiérrez
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