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dimarts, 17 de gener del 2012

Bibliotecarios emigrantes: marchar con la biblioteca a cuestas


¿Marchar o quedarse? Ante la situación de crisis generalizada (o, peor aún, ante la percepción de crisis, que puede hacer más grave la crisis real de la que es), mucha gente, de muchas profesiones, se hace esta pregunta. Y los bibliotecarios no son ajenos a ella.
¿Es posible para un bibliotecario marchar? ¿Es necesario? En este artículo hablaré sobre el proceso de emigración, desde antes de la salida, hasta la posible vuelta. Por supuesto, aplicado a mi colectivo. Pero desgraciadamente, habrá tintes melancólicos, al encontrarme yo mismo en esta tesitura.
Antes de ello, quiero dejar constancia de que he visitado, y he trabajado con, bibliotecas de buena parte del mundo: Zimbabwe, Mongolia, Japón, Yemen, Uzbekistán, Guatemala... he sido miembro de Bibliotecarios sin Fronteras, y trabajado en una ONG internacional, con bibliotecas en todo el mundo. Por ello, tengo un cierto recorrido en organización, formas de trabajar, concepciones... a partir de estas experiencias. Espero que os sean de utilidad. 


Por qué marchar:

Una amiga me dijo hace poco: "si te vas a otro país huyendo, no lo hagas: echarás de menos el tuyo, y es difícil superarlo".

En definitiva, marchar creo que puede hacerse por dos motivos, que tienen repercusiones diferentes:
-por voluntad propia,
-por obligación.

¿Marchas por saber más? ¿Por ánimo aventurero? ¿Por una oferta laboral irrenunciable?
¿O marchas porque aquí no hay trabajo, porque no te valoran, por hastío..?
La persona que marcha por voluntad propia, lo hace con afán exploratorio, no tiene expectativas. Si le va bien, se quedará, y si no le interesa más, volverá sin problemas.
La persona que marcha por baja valoración, cansancio, falta de trabajo... generará unas expectativas, normalmente elevadas, y si no lo consigue se frustrará, y la vuelta derrotado y humillado será todavía peor que la ida. En caso de que le vaya bien, echará siempre de menos aquél "hubiese podido ser y no ha sido".

Hace un tiempo aparecía un reportaje en un diario, en el cual se establecían tres motivos primordiales por los que los emigrantes no regresaban a España (aquí personalizo en nuestro país, que tiene una idosincrasia especial):
-Valoración del trabajo, experiencia y profesionalidad
-Condiciones económicas mucho más favorables
-Forma de trabajar.
Por mi experiencia personal, creo que la fundamental es la primera. Una persona puede cobrar menos, pero trabajar más a gusto. Y en cuanto a la forma de trabajar, es cierto que en nuestro país es caótica, pero si compensa al final te haces a ello.


Cómo marchar:

Podemos encontrar tres formas de marchar:
-a la aventura,
-con un contrato o beca desde España (por una empresa o institución española),
-con un contrato desde un país extranjero.

Por lo que veo, en este momento es más adecuada la tercera opción, siempre y cuando se tenga muy claro de qué se quiere trabajar. Para ello, lo mejor es buscar el país al cual queremos ir, y buscar allí los recursos adecuados: somos documentalistas, o sea que esto de saber buscar y encontrar información ya lo tenemos ganado (y si no somos conscientes de ello, pongámonos en el papel de documentalista cuando un usuario nos lo pregunta). Igual que tenemos un RecBib por aquí, existen recursos similares en cada país. Y si no los hay, para eso están los foros de bibliotecarios, que nos pueden echar una mano: ¡otro factor positivo de nuestro colectivo!
Hace poco consulté a colegas sobre bolsas de trabajo de bibliotecario en el extranjero. ¡Y sorprendentemente hay muchísimas! Digo sorprendentemente porque a veces creemos que la única opción es irse a la aventura.


Qué pasa cuando estás allí:

El idioma: la principal barrera que uno se crea para decidir a dónde ir es el idioma. Pondré unos casos prácticos para desmontar ese mito. Una directora de biblioteca me explicaba que ella había marchado al Reino Unido sin un gran nivel de inglés. Allí, por ese motivo, la habían puesto a ordenar libros. A partir de adquirir más conocimiento, había ido realizando otras tareas y subiendo de categoría. No todos los países son como el nuestro: en algunos, ¡llegas hasta donde vales!
He visitado países donde la lengua era radical y absolutamente diferente a lo mío conocido, fuese inglés o castellano: he sobrevivido. Y mi aprendizaje básico ha sido: cuando dos personas QUIEREN entenderse, el idioma jamás es una barrera.
Hay otro dato sobre el idioma: para trabajar en bibliotecas públicas, puede ser un impedimento, pero en trabajos de nivel superior, no suele serlo tanto: los investigadores de nivel necesitan una información muy específica que suele estar en inglés, y si dominamos la técnica de búsqueda de información superespecializada, con un aceptable nivel de inglés, que iremos puliendo, se pueden conseguir buenas oportunidades.

La nostalgia: la familia tira, sobretodo si es mujer e hijos. Y nosotros mismos, que echamos de menos el sol y la calidad de vida española. En muchos momentos se cae en la morriña, y nos planteamos si ha sido una buena idea, si ahorraremos un poco y después volveremos, si volvemos ya... Bueno: en nuestros tiempos, con un avión podemos estar un día en Japón, y al siguiente en Sevilla. Así que esto no es un problema. Y si las condiciones encontradas son suficientemente buenas, tanta opción es volver, como que la familia vaya allá.

Todos los inicios son duros: en un país extraño, con lengua y cultura diferentes, es difícil saber dónde buscar y cómo moverse. Y el trabajo no caerá del cielo, y no tiene por qué ser ideal: un jefe berzotas puede estar aquí, o en Malasia, y saber gestionarlo también depende de la mentalización que llevemos al marchar. Para ganar, hay que apostar, y hay que sudar, aquí y en todas partes.


Volver:

El principal problema de marchar... ¡es volver! En este apartado me voy a extender más.

He apuntado anteriormente los motivos por los que la gente no quería volver: valoración, condiciones, forma de trabajar.
Efectivamente, son tres columnas que sustentan la decisión. Se habla mucho de la "fuga de cerebros", y alguna gente habla de las oportunidades que estamos perdiendo dejando marchar a gente preparada, mientras otros países nos reciben con los brazos abiertos, porque tienen a grandes profesionales, sin haber invertido un duro en su formación.

Para volver, ha de haber algún aliciente, aparte de la nostalgia. Y en este país, por nuestra personalidad, es muy difícil encontrarlos.
El emigrante vuelve a este país cargado de experiencias (innovadoras, curiosas, distintas...)... ¡y a nadie le importan! (aquí hago un inciso para diferenciar por países: si has trabajado en la Public Library of New York, la gente se quedará con la boca abierta; si has estado en 10 bibliotecas de Malawi, pues no tanto).
En la gran mayoría de entrevistas de trabajo que he realizado aquí, cuando he comentado que he conocido experiencias en bibliotecas de una veintena de países... un absoluto desinterés se ha adueñado de la sala. Desgraciadamente, nos miramos demasiado el ombligo como para pensar que en otros ámbitos haya alguien haciendo algo interesante, de lo que podemos aprender. Pero eso significaría... ¡cambios! (exclamación de terror). Y eso nos interesa poco.
En el ámbito funcionarial, de biblioteca pública, desgraciadamente llevamos este lastre en muchas ocasiones, y la propia dinámica del mismo impide que se valore a gente con grandes conocimientos, y sobre todo distintos.

El choque cuando se ha trabajado en empresas o bibliotecas de alto nivel es todavía más evidente, por el tercer motivo: las formas de trabajar: desde la rigidez y el perfeccionismo alemán, a la improvisación y chapuza patria, hay abismos complicados de salvar.
La falta de experiencia, la estrechez mental, la poca profesionalidad de muchos cargos intermedios y altos que no quieren ver peligrar sus empleos (o por pura comodidad, si este lo tienen asegurado), desconfían y atan al recién llegado para que no los deje en evidencia. En este país, alguien que sepa algo que tu no sabes, en lugar de ser una oportunidad y un valor a cultivar y conservar, es una amenaza.
El emigrante que vuelve al cabo de unos años, se puede encontrar trabajando a mitad de precio, despreciado en sus conocimientos e iniciativas, y obligado a trabajar de forma poco eficiente. ¿Volverá?

Otra cosa es que no le haya ido bien en el extranjero. Pero este caso es más raro: la persona que es capaz de dar el paso, dará todos los que haga falta para encontrar acomodo en un sitio o en otro, incluso si tiene que cambiar de profesión.

También se puede volver porque se eche de menos otros factores, como el clima, la familia, etc. Si se ha de volver por estos motivos, recomiendo no hacerlo a cualquier precio: que se haga de forma meditada, y siempre para mejorar. Buscar ofertas de trabajo, entrevistas, opciones, antes de regresar, para no acabar cayendo donde se estaba antes, o peor.


Posibles soluciones para favorecer la vuelta:

-Promover la iniciativa privada: en la mayoría de países, una persona con iniciativa puede crear su propio negocio, si no encuentra su sitio en ámbitos colectivos. El bibliotecario no sólo puede ser bibliotecario: puede montar una librería, general o especializada; puede formarse para trabajar de restaurador/encuadernador; puede trabajar de asesor en gestión documental...
El inmensísimo problema de este país, no sólo en este ámbito, es precisamente las trabas que se encuentra cualquier persona que quiere hacerlo: burocracia, impuestos extremos, permisos...

-Que las universidades actúen: la única forma de recoger el flujo de sabiduría obtenido por los trabajadores en el extranjero, es a través de las universidades. Pero siempre y cuando estas estén absolutamente conectadas al mundo laboral. La universidad ha de conocer las necesidades del mercado, atraer a los valientes que han aprendido como manejarse en entornos diferentes, y con ellos formar a nuevas generaciones con una apertura mental amplia, a partir de las experiencias riquísimas que les traen desde fuera.
Las nuevas generaciones llevarán aire fresco a nuestras instituciones, y aquellos emigraron verán compensados y valorados sus esfuerzos.
Creo que esta sería una buena solución. Desgraciadamente, el acceso a la función pública ha de cambiar, para que esta pueda contratar eficientemente a estos valores de interés.


Conclusión:

Si no estás a gusto en un sitio, marcha. No hay excusas.

Pero cuenta hasta 50: hazlo de forma meditada. Decide el destino que prefieras. Busca información del mismo, muévete, encuentra las oportunidades, valóralas y ves a por ellas, sin ir a la primera que salga. Tu trabajo a partir de ahora será encontrar trabajo.
Nuestro colectivo tiene la inmensa ventaja de que somos expertos en buscar información. Y también de que nuestro generoso gremio dispone de redes para ayudarnos.
Y sin miedo: idiomas, formas de trabajar, frío o calor... todo eso son experiencias, pruebas que hay que superar, y que pueden compensar otras cosas.

Para la vuelta, la misma receta: antes de hacerlo, meditar, buscar, explorar el mercado... Y si no interesa, no volver.

No se puede ir, ni volver, a cualquier precio: hay que estar convencido, hacerlo porque se quiere, porque lo que encontramos es mejor que lo que tenemos: el clima, el dinero, un puesto de nivel acorde con nuestras expectativas, calidad de vida... lo que sea, pero siempre para mejorar, y convencidos de ello.
Saltar de un sitio a otro no es malo, pues de esta forma acabamos encontrando nuestro lugar adecuado en el mundo.

La valoración de uno empieza por uno mismo, y en la vida, con esfuerzo, acabamos donde nos merecemos.


Daniel Becerra

11 comentaris:

  1. Muy interesante. Como estudiante que está planeando emigrar nada más terminar la carrera (con algo de suerte este verano) te agradezco la entrada. :)

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  2. Muchas gracias por este post Daniel. Es casi el empujón que necesitaba, pues soy un profesional en paro de 36 años y llevo desde el año pasado meditando muy mucho emigrar a otro pais en busca de oportunidades laborales que aquí me niegan (como a otros muchos profesionales colegas nuestros y de otros sectores por supuesto), así que si, lo voy a intentar a ver que pasa. Un saludo.

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  3. Gracias por las respuestas:
    he de disculparme, pues debería haber puesto un dato esencial (y más práctico): los resultados de las aportaciones que recibí de bolsas de trabajo. Aquí tenéis el vínculo, para empezar:
    http://listserv.rediris.es/cgi-bin/wa?A2=ind1201B&L=iwetel&F=&S=&P=1006

    Vista la demanda, trabajaré en hacer una recopilación más elaborada, y la publicaré también.

    Mientras tanto, mi recomendación: decidid el país o la zona, y buscad concretamente las bolsas de allí, que seguro que las hay (y si no, preguntad, que los bibliotecarios somos muy dados a compartir). Buen comienzo: preguntad en las facultades de biblioteconomía directamente a profesores, que os orientarán. Y sin miedo, enviad propuestas y currículums: el "no" ya lo tenéis, y los "sí", siempre son posibles.

    Ánimos!
    Daniel Becerra

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  4. Hola Daniel.

    Muchas gracias por el post. Muy ilustrativo. Sobre todo me gusta el mensaje que transmites de que no huyamos de nada.

    En la actualidad trabajo y la verdad es que me va muy bien. Aprendo día a día y tengo un buen sueldo. Ahora bien, me falta algo, quiero vivir nuevas experiencias y conocer otras formas de trabajar, además de llegar a tener un gran dominio de una lengua extranjera. Dicho esto, ¿nos puedes decir qué países son los más recomendables para emigrar siendo documentalista? Pensaba en Reino Unido y Australia, por ejemplo. Muchas gracias de nuevo.

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  5. Muchas gracias por el artículo. Yo también estoy mirando para trabajar fuera, de documentalista, bibliotecaria o lo que sea, así que toda información sobre este tema me parece necesaria.

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  6. Hola, Anònim:
    ante todo, enhorabuena por tu gran producción bibliográfica: El Lazarillo de Tormes, Las Mil y una noches, El Cantar del Mío Cid... ¡ya tenía ganas de conocerte!
    Bueno: sobre tu pregunta. No te puedo responder directamente, pues no conozco todos los países. Sí que te puedo decir:
    -Recibo muchas ofertas de Estados Unidos, vía LIBJOBS.
    -Australia es un gran país con muchas oportunidades, a nivel de trabajos sin cualificación, pero más arriba, ya no sé.
    -Me están llegando muy buenas vibraciones también desde Brasil: es un país emergente, con muchísimo trabajo, y según me cuentan el de gestor documental tiene grandes posibilidades.
    -Por supuesto, Alemania: pero has de dominar el alemán si quieres ir a públicas. A nivel altísimo, de gestión documental o centros de investigación, te será más fácil sólo con inglés. Lo mismo en Suecia o Noruega.
    -En muchos países del tercer mundo podrías montar tu biblioteca o librería y ser feliz, pero cuenta que no te harás millonario con ello.
    -Y en emergentes, como la India, puedes probar, aunque el idioma sea un problema: échale narices.
    -Un factor que, aunque pueda avergonzar, es a tener en cuenta: ¿tú sabes que si aquí viene un documentalista noruego, estadounidense o francés, sólo por el mero hecho de serlo, está en un pedestal? Esto no sólo pasa con documentalistas, claro: lo de afuera fascina. Bien: pues a la inversa es lo mismo: en muchos países, no está de más tener en cuenta que nos pueden dar un valor añadido por ser de fuera. Lo siento, sé que está mal decirlo, pero es verdad.

    De todas maneras, todo esto es relativo:
    -en España también hay muchísimo trabajo: mira RecBib. Otra cosa es que esté mal pagado, las oposiciones dadas de antemano, y para entrar tengas que superar mil pruebas y amigos de los contratantes.
    -Decide a qué país quieres ir, y después busca el trabajo: a lo mejor encuentras mucho trabajo en México, pero no te gusta su manera de trabajar, o las condiciones. Es decir: si tu sueño es vivir en la Polinesia: ves allí y busca el trabajo en ese sitio, aunque no sea tan idílico a nivel condiciones ni salario.
    -En ningún sitio regalan nada: todo tiene sus pros y sus contras. Cuando empiezas este camino, has de estar dispuesto a empezar de nuevo y a sudar. A lo mejor tienes suerte y enhorabuena. A lo mejor eres muy feliz, con muy poco.
    Pero lo dicho: si no estás a gusto en un sitio, haz la maleta y a otro, hasta que encuentres tu lugar.
    En poco tiempo, espero, pondré un listado de recursos.
    ¡Muchos ánimos!
    Daniel

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  7. Daniel Becerra a lo que has dicho de LIBJOBS. No sé que tal estará Estados Unidos para trabajar en bibliotecas pero he visto en muchos blogs sobre LIS quejas porque ALA dice todos los años que no hay suficientes profesionales para animar a la gente a estudiar los master aprobados por ellos y luego realmente es muy difícil encontrar trabajo.

    A Australia lo ponen muy bien, de hecho me encantaría irme allí, dicen que hay muchos puestos pero me preocupa que suceda lo mismo que con ALA y con lo costoso que parece emigrar allí, llegar y no encontrar nada sería una decepción.

    Si alguien prefiere quedarse en Europa puede buscar en EURES. Los países donde más aparecen puestos de trabajo son Alemania, Suecia, Noruega, Francia, Bélgica y Reino Unido.

    :)

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  8. Natalia:
    es mejor decepcionarte habiendo ido, que haberte quedado sin ir!!!
    Dicho esto, ayer una amiga alemana me comentaba que había mirado en el ministerio de trabajo de Australia, y había encontrado muy buenas (y muchas) ofertas (no de bibliotecario, específicamente, sino en general).
    Yo estoy calibrando muchísimo el irme allí, también.
    Pero no me lo planteo, como bien te dije, con un contrato desde aquí: quizás sea bueno irse allí en plan vacaciones, durante un mes, en general. Quizás si te gusta el sitio, intentar trabajar de lo que sea (de pizzero, si hace falta), y al mismo tiempo moverte por el mundillo bibliotecario, a ver qué tal.
    Lo que digo: da el salto, a ver qué pasa.
    -Primero busca desde aquí.
    -Si aquí no encuentras, vete allí a la aventura.
    -Primero explora, después si te hace falta trabaja de lo que sea, y mientras tanto te mueves y haces contacto en tu ambiente.
    ¡Suerte!

    Daniel Becerra

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  9. Un gran post, donde casi 3 años después me puedo ver reflejada a mí y a unas cuantas de mis compañeras de profesión. Ya sea porque han emigrado (fuera de España o fuera de nuestra ciudad natal), porque están en paro, o porque como yo estamos en un trabajo en el que no nos desarrollamos profesionalmente (salvando otras muchas distancias).
    Me ha gustado tu frase en la conclusión de: "...en la vida, con esfuerzo, acabamos donde nos merecemos". Ojalá que sea así, y que pueda ver esa realidad que debería existir ;)

    Un saludo

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  10. Tengo la carrera de filología inglesa y me gustaría ser bibliotecaria en el extranjero.
    Cómo puedo informarme.
    Gracias

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    Respostes
    1. Estimada Anónima:

      En mi opinión, para trabajar como bibliotecaria, sería interesante contar con una formación adecuada. Considere realizar los estudios universitarios que le pueden proporcionar las competencias necesarias. Por ejemplo, el grado en Gestión de Información y Documentación Digital, que imparte la Facultat d'Informació i Mitjans Audiovisuals de la Universitat de Barcelona. Aquí puede encontrar más información: https://www.ub.edu/portal/web/informacion-medios-audiovisuales/grados/-/ensenyament/detallEnsenyament/6063329

      Atentamente,

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